¿Qué pasaría si la historia fuese distinta?
Cambiarías todo, sería idéntico a tus sueños. La realidad es una construcción, pero que sedimenta sentido creando imaginarios sociales. Por eso no la podés transformar a tu antojo. Lo intentás, pero con eso no basta. Tu limitada capacidad de creación no puede ver más allá de la punta de tu nariz y por ello te cernís en tu ser, tus deseos, tus necesidades; en fín, tu ego.
Lo que ocurre en ese instante es que, más allá de altruísmo con el que intentes matizar tu ansia revolucionaria, no sos más que un egoísta tratando de acomodar el mundo a vos. De todas formas no existe voluntad de poder tan magnánima que pueda transformar la pulsión en hecho, la idea en obra. Siempre y cuando mantengas tus ojos entre cerrados.
Poder extender la mirada y comunicarse es el desafío primero. No podés cambiar todo acorde a un ideal unilateral. Pero si ver cuesta, y el esfuerzo no es muy grande, la depresión y la angustia de vivir en un mundo que no se quiere, ser algo o alguien que se detesta, mata lentamente. Tu vida se consume como (y en) el cigarrillo. Narcotizás tus sufrimientos con los vanos placebos de la diversión y los excesos. Un simple mediocre. Eso solo te va a cegar más y, una vez que te deje en tinieblas, va a continuar con tus demás sentidos. Toda forma de comunicación se extinguirá en tu angustia y finalizará con tu muerte: la única salida.
Cambiarías todo, sería idéntico a tus sueños. La realidad es una construcción, pero que sedimenta sentido creando imaginarios sociales. Por eso no la podés transformar a tu antojo. Lo intentás, pero con eso no basta. Tu limitada capacidad de creación no puede ver más allá de la punta de tu nariz y por ello te cernís en tu ser, tus deseos, tus necesidades; en fín, tu ego.
Lo que ocurre en ese instante es que, más allá de altruísmo con el que intentes matizar tu ansia revolucionaria, no sos más que un egoísta tratando de acomodar el mundo a vos. De todas formas no existe voluntad de poder tan magnánima que pueda transformar la pulsión en hecho, la idea en obra. Siempre y cuando mantengas tus ojos entre cerrados.
Poder extender la mirada y comunicarse es el desafío primero. No podés cambiar todo acorde a un ideal unilateral. Pero si ver cuesta, y el esfuerzo no es muy grande, la depresión y la angustia de vivir en un mundo que no se quiere, ser algo o alguien que se detesta, mata lentamente. Tu vida se consume como (y en) el cigarrillo. Narcotizás tus sufrimientos con los vanos placebos de la diversión y los excesos. Un simple mediocre. Eso solo te va a cegar más y, una vez que te deje en tinieblas, va a continuar con tus demás sentidos. Toda forma de comunicación se extinguirá en tu angustia y finalizará con tu muerte: la única salida.